Empecemos por un poco de teoría Física para conocer cómo funciona molecularmente el poper. Si observamos detenidamente un frasco de poper recién comprado, nos daremos cuenta que no está lleno completamente de líquido. Parte está en estado líquido y el resto en estado de vapor. Esto es necesario para conseguir que la tensión de vapor convierta el líquido en vapor, que será la forma de consumo.
Vista la teoría vamos a dar los consejos fundamentales para que nuestro poper nos dure más:
- Jamás agitarlo. Una costumbre muy usual antes de inhalar poper es agitarlo. Efectivamente, al agitarlo se rompe el equilibrio de la presión de vapor generándose más y de una forma muy rápida, obteniéndose vapor rápidamente y colocando algo más de lo habitual en esa toma. En ocasiones incluso podemos notar que al abrir el tapón se oye una ligera despresurización. Sin embargo, estaremos reduciendo considerablemente los efectos para las tomas posteriores. Debemos evitar de igual forma, llevar un bote durante un largo tiempo en el bolsillo del pantalón, en la mano o cualquier sitio con movimiento agitado.
- Controlar la temperatura. Mantener la temperatura entre unos márgenes nos ayudará a que nos dure mucho más. Lo habitual es mantenerlo entre 5ºC y 30ºC. Para almacenarlo por largos períodos debemos guardarlo en el frigorífico. Por contra, jamás debemos guardarlo en el congelador, la congelación del poper hará que se pierdan todas sus propiedades. Tampoco debemos dejarlo en lugar donde le de directamente el sol, ya que se sobrepasarán internamente los 30ºC admitidos. Llevar consigo un bote de popper a una sauna es la forma más eficaz de cargárnoslo por los dos motivos mencionados hasta ahora.
- No rellenar un bote más de 3/4 partes de su capacidad. Como hemos mencionado anteriormente en la teoría, para que se genere vapor debe existir un espacio vacio sin líquido, por este motivo no debemos rellenar un bote más de tres cuartas partes, de lo contrario no habría volumen suficiente para que el equilibrio dinámico consiga evaporar el poper. Además, al inhalarlo sería muy poca la cantidad de vapor que absorveremos por lo que apenas nos causaría efectos. En contra de lo que pudiera parecer, mientras menos líquido contiene un frasco, más vapor contendrá y mayor será el volumen inhalado y sus efectos.
- Impregnar todo el interior del bote antes de consumir. La forma ideal de conseguir un buen equilibrio dinámico que genere vapor suficiente para una inhalación es girando el bote horizontalmente sobre su eje. De esta forma toda la superficie interior se habrá impregnado de líquido fomentando la evaporación y generación de vapor en el resto del bote.
- Mantener abierto el bote el mínimo tiempo posible. Cuando abrimos el tapón del frasco para dar una inhalación, todo el contenido en fase de vapor habrá sido inhalado por nosotros, o liberada al exterior, y es necesario un tiempo para que la fase líquida genere más vapor. Por este motivo, lo ideal es después de cada inhalación, cerrar el tapón y esperar unos segundos antes de dar la siguiente inhalación. De igual forma, cada vez que pasemos el bote a otra persona, debe estar cerrado con su tapón para que en ese tiempo se genere vapor. No basta con pasar el bote taponando la abertura con el dedo, ya que en el momento de quitar el dedo se liberará al exterior todo el vapor antes de que lleguemos a inhalarlo.

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